“Mamá, construí una escuela del futuro”
— Mamá, mira, construí una escuela en Minecraft.
— ¿Una escuela? ¿Qué clase de escuela?
— ¡Pues del futuro! Tiene un ascensor que se mueve solo, un comedor y hasta un laboratorio.
Si tienes un hijo en edad escolar, seguramente ya has escuchado hablar de Minecraft. Y tal vez hayas dicho algo como: “Otra vez está pegado a esos bloques”. A primera vista, parece un juego raro: todo en píxeles, sin gráficos modernos, solo cubos.
Pero si observas un poco más, te darás cuenta de que no es solo entretenimiento: es un constructor de pensamiento.
Un espacio donde los niños son arquitectos, ingenieros y directores de juego
Minecraft es un mundo abierto, sin guión, sin ganadores ni perdedores. Pero con una cosa muy importante: libertad absoluta.
Algunos sobreviven en la jungla. Otros construyen aldeas y les ponen leyes. Algunos recrean el Coliseo romano o inventan naves voladoras con interiores detallados.
Todo por iniciativa propia, sin tareas ni presión externa.
Lo que los niños y las niñas hacen en Minecraft:
• Construyen ciudades, castillos, granjas, escuelas y hasta países enteros
• Inventan reglas, escriben historias, diseñan misiones y retos
• Estudian el terreno, crean rutas de logística y transportes
• Aprenden principios básicos de ingeniería (aunque sea en forma cúbica)
Y lo más importante: lo hacen con entusiasmo y porque quieren.
Redstone: la electricidad cúbica
Uno de los elementos más fascinantes del juego es el redstone, el equivalente dentro del juego a cables, interruptores y circuitos.
Gracias a él, Minecraft se convierte en un mini laboratorio de ingeniería.
Al principio, los niños conectan un botón a una puerta. Luego se entusiasman y crean:
• Trampas automáticas con temporizadores
• Cerraduras con código
• Ascensores y puentes móviles
• Sistemas automáticos de clasificación de objetos
• Incluso calculadoras funcionales dentro del juego
En Kidsventors, vemos cómo los niños y las niñas que “solo jugaban a Minecraft” después entienden fácilmente cómo conectar motores, programar luces LED y crear circuitos reales.
¿Por qué? Porque los principios ya los conocen gracias al juego.
Aprender a trabajar en equipo (sin pelear)
Los proyectos más ambiciosos en Minecraft requieren colaboración.
Los niños se organizan en equipos, planifican, dividen tareas y debaten ideas.
Uno se encarga de la electricidad, otro del diseño, otro de recolectar materiales.
Hay desacuerdos, acuerdos, frustraciones, negociaciones… como en la vida real, pero en un entorno lúdico.
Así desarrollan:
• Habilidades de comunicación y trabajo en equipo
• Capacidad para expresar ideas y llegar a acuerdos
• Sentido de la responsabilidad
• Tolerancia a ideas ajenas (que no siempre es fácil)
Aprender sin aburridos párrafos
En algunos países, como Suecia y Finlandia, Minecraft forma parte del currículo escolar. ¿Por qué? Porque ayuda a los niños a comprender:
• Cómo funciona la economía (recursos limitados, intercambios, planificación)
• Principios de física (movimiento, energía, mecanismos)
• Cómo nacen las ciudades (infraestructura, transporte, servicios)
• Lógica de algoritmos y circuitos
En un experimento, los alumnos recrearon su propia ciudad en Minecraft, con calles, electricidad y sistemas de agua.
Tuvieron que investigar, leer y pedir ayuda a sus padres. La clase se convirtió en una aventura, y los conocimientos quedaron bien grabados.
¿Y si solo está jugando?
Entonces está bien. Los niños también necesitan descansar, imaginar y simplemente divertirse.
Lo importante no es cuánto tiempo pasa en el juego, sino qué hace allí.
Si está construyendo, debatiendo ideas, probando cosas nuevas — eso ya no es “pérdida de tiempo”: es entrenamiento del pensamiento.
Si te acercas, le preguntas qué está haciendo y le haces dos o tres preguntas, probablemente tengan una gran conversación.
El interés por Minecraft es una oportunidad
En Kidsventors lo comprobamos: los niños que se apasionan por Minecraft aprenden robótica, electrónica y programación con facilidad.
Porque ya tienen:
• Mentalidad de “¿y si pruebo esto?”
• Práctica en ensayo y error
• Experiencia en trabajo colaborativo
• Curiosidad por explorar y crear
Minecraft se convierte en un trampolín: del mundo de la imaginación al mundo de la tecnología real.
La clave es darles la oportunidad
No todos los intereses de nuestros hijos nos resultan comprensibles al principio. Pero si los observamos con atención, Minecraft deja de ser “una pérdida de tiempo” y se transforma en una herramienta de desarrollo.
Les enseña a pensar, construir, corregir, insistir y disfrutar el proceso.
Y si un adulto está cerca para explicar cómo convertir ese ascensor virtual en uno real, o cómo el redstone se parece a un circuito electrónico, el proceso se acelera aún más.
Esa es nuestra tarea: no frenar la curiosidad, sino ayudarla a crecer.